En la caótica ciudad de Bogotá, la víspera de Navidad se presenta con el bullicio de autopistas congestionadas y centros comerciales abarrotados.
Clara (63), una mujer de voz dulce y mirada autoritaria, le da un cuidadoso baño a su anciana y enferma madre, Helena (80), mientras le transmite su entusiasmo al compartir cada detalle de la fiesta navideña que les espera esa noche. Mientras tanto, Otto (65), el esposo de Helena, celebra un trascendental negocio con un socio brasileño en un prostíbulo de lujo. En medio de la desolada autopista norte de Bogotá, en plena madrugada, Claus, un joven padre ansioso (35), y su novia Valeria (33) luchan por empujar un auto averiado, mientras sus dos hijos, Noah (2) y Mateo (7), lloran asustados en el asiento trasero. Llegan a la casa de sus padres en la madrugada con el vehículo remolcado, Claus se ve inmerso en intensas disputas con Valeria, ambos sumidos en una atmósfera cargada por el estrés de la situación.
A la mañana siguiente, Claus se engancha en un intenso debate político con Otto, su padre, sembrando inquietud en los pequeños y tensión en su madre y su pareja. Durante las compras de los regalos, Claus se encuentra con la sorpresa de tener fondos insuficientes en su tarjeta, lo que lo lleva a comprar todo con la tarjeta respaldada por su padre. Más tarde, Clara persuade a Valeria para que use uno de sus antiguos y elegantes vestidos; ella accede a regañadientes, buscando ver si Claus les ha pedido la tan anhelada ayuda económica que necesitan.
En la noche de la fiesta, entre la música y las risas, Valeria se sumerge en un baile coqueto con un primo mayor de Claus, desencadenando una disputa entre ellos que desemboca en una escena de sexo fallido en el baño, dejando a Claus confundido y furioso. A medianoche, Otto, disfrazado como Papá Noel, reparte regalos entre bromas sobre las medidas gubernamentales que pronostican dificultades económicas, desatando una acalorada discusión con su hijo, ambos se provocan. Claus golpea a su padre disfrazado de Santa Claus; sus primos los separan. Valeria confronta a Claus por su inconsciencia y su incapacidad para conectarse con ella como pareja. Claus niega vehementemente tales acusaciones y, en un arrebato, golpea repetidamente su rostro hasta herirse gravemente, abandonando la casa entre las miradas horrorizadas de sus familiares.
Claus, desorientado, deambula por las calles de Bogotá. En un impulso, entra a una discoteca, baila con una chica, la besa y la toca. Tres individuos que la acompañan reaccionan violentamente, moliéndolo a patadas. Claus parece encontrar placer en la golpiza. De madrugada, retorna a casa de sus padres, destrozado. Baja de un taxi, entra a la sala, abraza a su bebé y lo cambia con lágrimas en sus ojos. Se sienta a desayunar junto a Valeria y Mateo. Mira a Valeria a los ojos, le pide perdón y propone salir de allí. Valeria asiente, y los cuatro abandonan la casa.